Un hallazgo espeluznante conmocionó a los buceadores australianos: el cuerpo de un tiburón, asesinado brutalmente y colgado de la cola con la cabeza hacia abajo.

El animal, cortado con un cuchillo, atado a una baliza por su cola y dejado así colgado supuestamente por unos días, fue encontrado en una reserva marina a unos 100 kilómetros al norte de Sídney.

"Fue horrible. Si fuera uno de los animales que viven en la superficie, habrían detenido al agresor", comentó Robbert Westerdyk, director de una empresa constructora local y fotógrafo submarino, que descubrió el animal.

Los agresores podrían haber sido los pescadores, que no deberían estar en la zona ya que es un santuario marino y la pesca está prohibida, supone Westerdyk, quien tras hacer fotos de su hallazgo desató el cuerpo del tiburón y dejó que se hundiera hasta el fondo del mar.

Podrían haberlo hecho por entretenimiento o para atraer a los predadores marinos a la zona y así asustar a los nadadores, supone Westerdyk, admitiendo que en los 40 años que lleva sumergiéndose en el mar nunca ha visto nada parecido.